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Julian Garcia Nuñez / Lucía Elda Santalla

Por: Colaborador(es): Tipo de material: TextoTextoIdioma: Español Series Precursores de la Arquitectura Moderna en la Argentina ; v. 1Detalles de publicación: Buenos Aires : IAAIE, 1968Edición: 1a. edDescripción: 45 p. : fot. byn., planos, plantas, 20x14 cmTema(s): Recursos en línea: Tema: Con este libro sobre la obra de Julián García Nuñez iniciamos una nueva colección que llevará como título "Precursores de la arquitectura moderna en la Argentina". Nos hemos de remontarnos muy atrás para no caer en el análisis de expresiones artísticas que pertenecen al pasado poscolonial, cuya supervivencia por inercia alcanzó hasta después de Caseros. Ni tampoco avanzaremos demasiado en nuestra centuria, evitando el riego de una superposición con las formas de una arquitectura internacional, que marca una etapa reciente y netamente distinguible. Así fijamos los dos polos de la nueva serie que va desde el aporte del aluvión inmigratorio que rompió con las expresiones rutinarias hispánocriollas, hasta llegar a la aplicación de principios y fórmulas que han contribuido a generar la arquitectura moderna casi todo el mundo contemporáneo.. Esta Colección se sitúan en los cincuenta años que van de la "generación del ochenta" hasta la llegada de Le Corbusier, cuya presencia y conferencias fue el espaldarazo para quienes luchaban por una renovación difícil en un medio que aún era hostil. EL proceso comenzó con los aportes estilísticos de los técnicos extranjeros -especialmente italiano- que llegaron en forma aluvional después de la caída de Rosas y la posterior apertura del país. En momentos en que éste se erguía y debía reconstruirse íntegramente, se echó mano de formas italianizantes y afrancesadas mezcladas, surgiendo un repertorio estilístico que lleno esos años en que la "gran aldea" se transformaba en urbe. Fue una arquitectura híbrida, un tanto invertebrada, ostentosa, que oscilaba entre el neobarroquismo italiano y el Segundo Imperio Francés, pero que en el fondo resultó claramente representativa del periodo y del medio en que surgió, mereciendo el título de "arquitectura del ochenta" con que se la conoce. Al comenzar nuestro siglo, por directa influencia de la famosa Ecole des Beaux Arts, de París, aportada por brillantes técnicos franceses o argentinos graduados en ella, el academicismo fue desplazado al tono italiano que había dominado en el último tercio de la centuria pasada. Corresponden las formas gálicas a la época de apogeo de nuestra economía agropecuaria exportadora, en que el país tenía una mirada puesta en Francia, y las clases pudientes ofrecían el curioso contraste de su posición ultraconservadora con un liberalismo económico que les reportaba enormes beneficios.
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Con este libro sobre la obra de Julián García Nuñez iniciamos una nueva colección que llevará como título "Precursores de la arquitectura moderna en la Argentina". Nos hemos de remontarnos muy atrás para no caer en el análisis de expresiones artísticas que pertenecen al pasado poscolonial, cuya supervivencia por inercia alcanzó hasta después de Caseros. Ni tampoco avanzaremos demasiado en nuestra centuria, evitando el riego de una superposición con las formas de una arquitectura internacional, que marca una etapa reciente y netamente distinguible. Así fijamos los dos polos de la nueva serie que va desde el aporte del aluvión inmigratorio que rompió con las expresiones rutinarias hispánocriollas, hasta llegar a la aplicación de principios y fórmulas que han contribuido a generar la arquitectura moderna casi todo el mundo contemporáneo.. Esta Colección se sitúan en los cincuenta años que van de la "generación del ochenta" hasta la llegada de Le Corbusier, cuya presencia y conferencias fue el espaldarazo para quienes luchaban por una renovación difícil en un medio que aún era hostil. EL proceso comenzó con los aportes estilísticos de los técnicos extranjeros -especialmente italiano- que llegaron en forma aluvional después de la caída de Rosas y la posterior apertura del país. En momentos en que éste se erguía y debía reconstruirse íntegramente, se echó mano de formas italianizantes y afrancesadas mezcladas, surgiendo un repertorio estilístico que lleno esos años en que la "gran aldea" se transformaba en urbe. Fue una arquitectura híbrida, un tanto invertebrada, ostentosa, que oscilaba entre el neobarroquismo italiano y el Segundo Imperio Francés, pero que en el fondo resultó claramente representativa del periodo y del medio en que surgió, mereciendo el título de "arquitectura del ochenta" con que se la conoce. Al comenzar nuestro siglo, por directa influencia de la famosa Ecole des Beaux Arts, de París, aportada por brillantes técnicos franceses o argentinos graduados en ella, el academicismo fue desplazado al tono italiano que había dominado en el último tercio de la centuria pasada. Corresponden las formas gálicas a la época de apogeo de nuestra economía agropecuaria exportadora, en que el país tenía una mirada puesta en Francia, y las clases pudientes ofrecían el curioso contraste de su posición ultraconservadora con un liberalismo económico que les reportaba enormes beneficios.

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